-Dos orugas tejieron su capullo. En ese ambiente protegido, se fueron transformando en
mariposa. Cuando estaban listas para salir y volar libremente, empezaron las dudas. Una de las
mariposas, que se sentía muy frágil, pensó: la vida allá fuera tiene muchos peligros. Un pájaro
podría despedazarme o comerme. O podría pasarlo mal con las tempestades. O podría alcanzarme
un rayo. La lluvia podría romper mis alas y hacerme caer al suelo. Además, la primavera esta
terminando, ¿y si faltara el néctar? ¿Quién me ayudará?. Los riesgos eran muchos y la pequeña
mariposa tenía sus razones. Asustada, decidió no partir. Se quedó protegida por su capullo, pero
como no tenía medios de subsistencia, murió de modo triste, desnutrida, deshidratada y, lo que es
peor, encarcelada por el mundo que ella misma había tejido.
La otra mariposa también tenia sus dudas. Tenía miedo al mundo exterior, sabía que muchas
mariposas no duraban más de un día fuera del capullo, pero deseó la libertad en primer lugar. Y
así, partió. Voló hacia los peligros. Prefirió ser una caminante en busca de lo único que determinaba su esencia.
Fragmento de la novela: EL VENDEDOR DE SUEÑOS DE AUGUSTO CURY.